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Álex de Gracia: “Las ideas hay que pescarlas en el momento, si no desaparecen”

Foto del escritor: Redacció La FamRedacció La Fam

El joven escritor vinarocense explica su entrada en el mundo editorial y cómo se encontró, sin pretenderlo, publicando su primer libro


Álex de Gracia/ Foto de Jorge de Gracia Aledo


Eloy Ruiz Corral. Vinaròs. 29/10/2023


«Escribir genera angustia, pero una angustia buena, al menos para mí; ya que es lo que

me gusta», sentencia Álex de Gracia Escobar (31/01/2002), un joven escritor -aunque

dudoso en apodarse como tal- a la espera de la publicación de su primer libro,

Noctámbulos, un compendio de 64 relatos centrados en el terror de corte clásico, que

bebe de los referentes, Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft. La editorial por la que optó

fue Caligrama, aunque, según cuenta, no porque fuera la única en ofrecerle un buen

trato. “Envié el manuscrito a quince editoriales, y bastantes respondieron

positivamente”, apostillaba satisfecho.


El joven comentó que la redacción de los relatos fue relativamente placentera, llegando

a admitir que varios se quedaron en la reserva. “Fue un proceso de escribir día y

noche, de seguido, hay gente que deja de escribir varios meses, a mí no me pasó”

comentaba. Como resultado, si en el libro aparecen 64, De Gracia aseguró haber escrito

alrededor de doscientos. “Tenía tantas ideas locas, al igual que barbaridades, que debía

plasmarlas”, declaraba. Y es que ahí está la clave, según el escritor.


En ningún momento de la conversación desdeñó el valor de las ideas, por extrañas u

obtusas que parecieran. Tampoco desmereció las múltiples fuentes que le sirvieron de

inspiración, yendo desde la literatura a los videojuegos, encontrando musas hasta en

YouTube. “Las ideas pueden venir de cualquier lugar y no siempre expresarse de una

forma concreta, tal vez pienses que algo serviría para un corto o un videojuego y acaba

siendo mejor para una novela o un relato”, defiende el autor, añadiendo que “no se

puede saber si una idea es buena o mala hasta que la expones ahí fuera, hasta que la

plasmas”.


A pesar de esta defensa de las ideas, admitió que no todos son capaces de transmitirlas

correctamente, arguyendo, al contrario de la opinión popular, que la escritura puede no

ser para todos. Destacó “la pereza” como principal diferenciador de los que sí pueden y

los que no. “Hay momentos en los que te paras a pensar lo difícil que es escribir, y

acabas por no hacerlo; lo malo es que al no hacerlo las ideas se pierden”, sentenciaba.


“Hay días en los que escribes más de ochocientas palabras en quince

minutos, mientras que otros apenas puedes hacer dos frases en tres horas”


Leer o no leer


Desde pequeño se consideró una persona creativa. “Cuando mi padre estaba en la

oficina, cogía folios y escribía o dibujaba, me montaba mis historias”, aseguraba el

joven, añadiendo que siempre había sido más de crear que de leer. Pese a ello, admitió

que la lectura es importante y que sin sus referentes no podría haber concebido

estructuras narrativas y temas para su propia obra. Herencia de manos muertas. “Al

final la lectura enseña vocabulario y abre la mente, así que incluso si no leo todo lo que

podría, la considero importante”, remataba el escritor.

Presentación de Noctámbulos/ Fuente: Instagram de Álex de Gracia


Sin embargo, rechaza la visión del sistema educativo sobre la literatura. “El instituto

nunca me incentivó a desarrollar esta parte más creativa, especialmente al hacer de la

lectura algo rutinario y obligatorio”, recordaba el autor; aunque acabó por admitir que

en uno de los centros en los que estuvo matriculado, El Peixet International School de

Peñíscola, sí se animaba al alumnado a escribir relatos. De hecho, De Gracia admitió

que la lectura de uno de esos textos de adolescencia le despertó la motivación que

acabó culminando en Noctámbulos. Confirmando que hay mejores y peores formas de

fomentar la creatividad.


“La motivación llegó al releer un relato de hace años y apreciar que,

realmente, no estaba tan mal”


El mundo editorial


“A la hora de presentar el manuscrito estaba muy perdido. La cantidad de editoriales

que hay en la red resulta abrumadora”, admitía De Gracia, que también agradecía a su

padre su consejo de esperar y no quedarse con la primera editorial que le ofreciera

una respuesta positiva. Discurso que él ahora predica. Aunque incluso con toda la

emoción de la publicación del libro, que se encuentra en las correcciones finales, no

pierde de vista la realidad de la escritura. “Es imposible vivir con lo que vendes.

Con suerte te quedas con un 15%, si lo aplicas a un libro como el mío, que cuando

salga rondará los quince euros, puede que algo más, hazte tú las cuentas de cuánto

necesitas vender para tener un sueldo mínimo”, declaró.


Sin embargo, la ilusión sigue ahí, principalmente porque “no esperaba hacer nada de

esto”. Ser escritor y publicar un libro nunca pareció ser su sueño de la infancia. De

Gracia simplemente disfrutaba y disfruta del proceso de crear, con la literatura o con,

por ejemplo, la animación, que es lo que ha estudiado. “Escribir era una afición, me

gustaba y ya”, declaraba el escritor con una sonrisa. Aunque sí tenía palabras y consejos

para aquellos que tengan la intención de encaminarse por esa senda con la que él se

topó de casualidad.


Consejos a caminantes


“Es muy importante enseñar lo que haces”, defiende De Gracia, quien de nuevo

aprovechó para agradecer a su padre haber sido el primer lector y corrector de sus

relatos, a este se suman algunos amigos e incluso la editorial, que estuvo a su lado

(con correcciones y una comunicación cercana) durante todo este proceso que aún está

por concluir. Además, con relación a las editoriales, destacó la importancia del prestigio

de las firmas. Si bien él no tuvo en cuenta al público a la hora de escribir, afirmó

lúcidamente que los consumidores sí dan importancia a qué editorial avala el texto, lo

que puede impulsar o acabar con un escritor novato. Así que destacó la necesidad de

esperar, tener la “mente fría” y comparar qué ofertas convienen más.


No obstante, de nada serviría buscar una editorial decente si el autor no creyera en su

propia creación. Al final, reconocía el autor: “Tienes que esforzarte por darle a tu propia

obra una oportunidad. Hazlo. Esfuérzate por buscar editoriales y que salga al mundo”.

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