Marta Navarro. València. 19/11/23.
En la primera noche de diciembre, la ciudad de Valencia se vistió de gala para dar la bienvenida a una tradición que por ocho largos años estuvo ausente: la inauguración del belén navideño. Una espera que finalmente llegó a su fin, llenando de alegría y espíritu navideño a los corazones de los valencianos. Esa noche del 1 de diciembre también se realizó el tan esperado encendido de luces. Pero, lo que no podía faltar en la capital de la pólvora, es precisamente ese elemento.
El reloj marcaba las 19:00 horas, momento en el que se tenía previsto el espectáculo. La Plaza del Ayuntamiento se encontraba desbordada por ciudadanos ansiosos de presenciar el regreso de una tradición que había sido extrañada por tanto tiempo. Familias enteras, niños con ojos llenos de asombro, ancianos que recordaban tiempos pasados e incluso gente de otros países, se congregaron alrededor del majestuoso belén que se alzaba en el centro de la plaza, expectantes ante lo que estaba por venir. Andrea, ciudadana que acudió al espectáculo, declaró que lo que más le gustó a sus hijas pequeñas fue el castillo de fuegos artificiales.
El público silbaba debido al retraso de 15 minutos del evento. El grupo coral dio comienzo al evento con varias actuaciones en el balcón del Ayuntamiento. Con una cuenta regresiva que mantuvo en vilo a la audiencia, las luces que decoraban el Ayuntamiento se encendieron junto a una explosión de colores gracias al espectáculo de pirotécnia de Maria José Lora. Las máximas representantes de la fiesta valenciana, junto a la alcaldesa de València Mª José Catalá y el presidente de la Generalitat Carlos Mazón, fueron las encargadas de la inauguración de la Navidad con emotivas palabras que resaltan la importancia de las tradiciones que unen a la comunidad.
Tras ocho años de espera, el público presente pudo volver a visitar el Nacimiento a tamaño real de la plaza del Ayuntamiento, un montaje de nueve figuras cuidadosamente elaborado por los artistas falleros Francisco Sanabria y José Luis Ceballos. Núria Cubells, asistente al evento confesó que, pese a vivir en el centro, hacía muchos años que no acudía a la tradicional bienvenida navideña.
Los asistentes, emocionados y con los rostros iluminados por la magia de la ocasión, pasearon entre las figuras que componían el belén, capturando fotografías y compartiendo risas. La plaza del Ayuntamiento se convirtió en un punto de encuentro donde las familias disfrutaron de chocolate caliente, churros y villancicos interpretados por grupos locales desde el balcón del Ayuntamiento. El belén está posicionado junto a la caseta de flores nº1 Montañana en la cuál Ana María, empleada del local, reconoció que sentía un poco de agobio por el gran número de personas que se encontraban en la plaza.
Ana María trabajando en el puesto de flores. Fuente: propia.
Al final de la noche, el sentimiento general era de gratitud y renovada esperanza. Con el belén iluminado, el árbol y las luces que decoran las calles, la ciudad se sumerge en una temporada festiva llena de calor humano y solidaridad, recordando que la unión y la tradición son las luces que nunca deben apagarse.
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