La España de Blasco Ibáñez en los Sangre y Arena de Hollywood
Javier Casas. Castelló de la Plana 15/11/2023

Es 1916, tras huir de la política española, el escritor, periodista y político republicano valenciano
Blasco Ibáñez publica desde París su primera novela superventas: Los cuatro jinetes del
Apocalipsis. La novela es un completo éxito, en 1919, su versión traducida es el libro más vendido
del año en Estados Unidos, convirtiéndola a ella y a su autor en un fenómeno de masas. Ceniceros,
juguetes, pisapapeles, cócteles… todos desean conocer al autor.
Su subsecuente gira por América es un éxito, visita todo el país, recibiendo multitudinarias
recepciones en todas las grandes ciudades . Ibáñez, quien había cedido “por una ridícula cantidad de
dólares” los derechos de traducción del libro firmaría un contrato de adaptación cinematográfica
con la Metro, por el valor de 170.000$, unos 3 millones en dinero de hoy.

En 1921, La adaptación al cine de Los cuatro jinetes del Apocalipsis se convierte en una de las
películas mudas más exitosas de la historia. La estrella indiscutible es Rudolph Valentino en el
papel de Julio Desnoyers. La estrella evoca con el papel la imagen de un hombre hispánico
emocional, seductivo y exótico, la epítome del romance para las mujeres que lo vieron.

Ese mismo año Ibáñez, volviendo a Francia, pasa por su ciudad natal de valencia. Allí le reciben
multitudes, carrozas y bandas, banderas de todas las naciones, el ayuntamiento le dedica la calle en
la que nació. Las masas ocupan la calle dando vivas a la república, su héroe político vuelve
convertido en mito. Esta sería la última vez que Blasco sería recibido en el país, pocos años más
tarde, la dictadura de Primo de Rivera haría permanente su exilio.

En 1922 se estrena la adaptación al cine de Sangre y Arena
Esta vez Rudoph Valentino, ya una auténtica superestrella, es el centro de la producción. La trágica
historia de un torero sevillano es la excusa perfecta para desatar todo el Sex-appeal del actor
italiano. El exotismo, romanticismo e incluso erotismo desbordan el filme.

La película narra la vida del torero sevillano Juan Gallardo. Juan, de familia humilde, ha
conseguido, pese a las dificultades, su sueño de la infancia de convertirse en el torero más grande de
España. Ahora, cuando se encuentra en la cúspide del éxito ¿sera arrastrado por la fama, el
espectáculo y el deseo? ¿O se mantendrá atado a sus honrados orígenes y nobles intenciones? Estos
dos bandos se verán representados en la historia a través de Carmen, la leal mujer y amiga de la
infancia de Juan, y Doña Sol, una femme fatale de la alta sociedad que trata de seducir a Gallardo.
Pero describir la historia en términos simples es hacerle un flaco favor. En este drama, los
personajes y sus acciones son todos superados por las, a menudo trágicas, circunstancias de sus
vidas. Haciendo que la verdadera fuerza motriz de la historia sea la sociedad que habitan y los
destinos que esta les proporciona.
La España de Sangre y Arena es una España a partes iguales trágica y romántica, en todos los
sentidos de la palabra. Es un mundo costumbrista, no tanto resguardado, sino atrapado en el pasado,
en el campo andaluz. Su idílica fachada perforada violentamente por el rifle de un bandolero, el
pedir de un mendigo o la coronada cornamenta del toro. La honradez que puede florecer entre
hombres del pueblo (como Gallardo) aunque genuina y valiosa, es a menudo disminuida por la
superstición y la ignorancia. Y las pasionales y comandantes mujeres de Sevilla se ven obligadas a
sufrir por sus hombres, y a vivir siempre en proporción de ellos.
El mundo que existe es romántico, en su exótica arquitectura, sus coloridos ropajes o su
pasión desenfrenada. Pero en este romanticismo es inseparable de su tragedia.
La tragedia siendo, por supuesto, la España de principios del siglo XX. Condenada por la ignorancia
y el inmovilismo, a este ciclo eterno de costumbrismo y violencia. Y que mejor vértice para
canalizar este estado que la tradición taurina. La película describe la costumbre como “una tradición
barbárica” paralela a los coliseos romanos, que trata de recrear la valentía de los caballeros de
antaño.
“Por todo el mundo, la crueldad se disfraza como deporte para satisfacer el deseo de
excitación del hombre”
La figura del torero, ejemplificada en Gallardo, es una romántica, hasta erótica. A través de su
valentía, un hombre común como él es capaz de ser alabado por todos, y de escapar la pobreza y
ayudar a los demás. Es pasional, honrado, sincero, y ama auténticamente, todo cualidades que lo
hicieron el original Latin Lover. Cualidades que por aquel entonces representaba un nivel de
romanticismo nunca antes visto. Como ya he comentado, Valentino fue quizás el primer sex symbol
del cine. Pero Gallardo es al final del día una figura trágica. Es un hombre ignorante, poco
consciente de sus acciones y fácil de manipular. En su pasión sufren muchos, sufren aquellos que se
quedan por el camino, sufre su familia y sus amigos, sufre un animal… En el torero, y en su mundo,
hay sufrimiento inherente y perpetuo, sobre el cuál vitorea el público.
“Señor Juan, usted y yo somos parecidos, los dos vivimos matando”
Así lo pone el bandolero Pumitas. El bandolero es otra figura romántica y trágica, paralela al torero,
pero cuya disposición hace más visibles las contradicciones de sus vidas: Sus riquezas solo existen
sobre el sufrimiento, y sus mundos sobre la ignorancia. Al final, es El Filósofo, un personaje
relativamente ajeno a la historia quien declara este mensaje:
“La riqueza hecha sobre crueldad y sangre no puede sobrevivir”
En 1928 Vicente Blasco Ibáñez murió de neumonía en su villa de Menton, Francia.

Blasco no pudo volver a España por su oposición a la monarquía y a la dictadura de Primo de
Rivera. Murió en el exilio, y no fue enterrado en Valencia hasta 1933. En un homenaje a Émile Zola
en 1924 declaró:
Nació en un tiempo en que era preciso defender la libertad y la verdad, y las“
defendió ofreciendo bienestar, fama y vida... A ningún hombre que pueda tener eco
.”en España y en el mundo entero le es lícito callar en estos momentos
Valentino también murió en aquella década, murió en 1926 por una combinación de úlceras y
apendicitis. Dando un trágico final a una de las carreras más estelares y polémicas de Hollywood.
Más de 10 años después, en 1941, llego a cines otra adaptación americana de Sangre y Arena.

Rouben Mamoulian y Tyrone Power fueron dos gigantes del Hollywood clásico que en 1940 habían
alcanzado gran éxito con La marca del Zorro. En una situación similar a la de 1921, el éxito de esta
les animo a intentar crear un nuevo Latin Lover. Aunque el film tuvo éxito, Power nunca llego a
capturar el nivel de magnetismo de Valentino. Está claro que el conservadurismo del cine
americano de los 40, nunca sería capaz de captar el erotismo del personaje, sobre todo en
comparación con el arrojo y experimentación de los años 20.
El Film de Mamoulian es menos violento, gráfica e ideológicamente. En su visualmente increíble y
colorido set no verás apenas sangre, ni bandoleros, ni rifles, ni cornadas, ni besos lujuriosos. Estas
omisiones además quitan peso a la tragedia de la sociedad en sí en vez de la tragedia de unos
individuos. “Los toreros son desgraciados porque son ignorantes y no aportan a nada” parece decir a
veces la película, perdiendo el mensaje más extenso.

Las que más pierden aquí son las mujeres. Aunque la Carmen de 1922 (Lila Lee) carecía
críticamente de tiempo en pantalla, Su papel se define más en su independencia y amor hacia
Gallardo que en su sufrimiento y dependencia de él. En la adaptación de 1941 (Linda Darnell) es
difícil encontrar un momento suyo no marcado por su sufrimiento por Gallardo. Esto en cierta
manera sirve para reforzar el drama de la situación, pero la manera en la que está hecho acaba
robando a Carmen de mucha de su agencia.
Doña Sol también es perjudicada. En la primera adaptación Nita Naldi es una mujer poseída por el
desenfreno y el deseo de la alta sociedad a la que pertenece. En su actuación se ve la lujuria, deseo
e ira de una mujer que no puede contentarse con nada, y sufre por ello. En la adaptación de
Mamoulian apenas muestra rango emocional o profundidad. La glamourosa Rita Heyworth utiliza
esta oportunidad para maximizar el aspecto Femme fatale con su propio estilo personal seductor de
Pin-up. No obstante, no puedo evitar encontrar a la Doña Sol de Naldi más interesante y
cautivadora.
Gallardo también es un personaje menos interesante. Es más estúpido y menos humilde, además de
no mostrar varios rasgos progresistas que le daban simpatía y profundidad en el film del 22. La
imagen y carácter más andrógino o incluso afeminado de valentino añadían mucho a la perspectiva
romántica y de género del personaje. Durante toda su carrera, Valentino recibió centenares de
ataques y criticas cuestionando su hombría por parte de otros hombres, pero esos atributos solo
parecían hacerle más popular entre las mujeres.
La última corrida de Juan Gallardo
Al final del film Juan Gallardo trata de conseguir que Carmen le perdone y ella le obliga a dejar la
arena, a dejar de hacerla sufrir. En su ultima corrida el bandolero Plumitas es abatido a tiros de entre
la multitud: “Gallardo, Dios nos ha abandonado”exclama. Piernas temblando, Gallardo es
abatido por el toro. Muriendo, le declara su amor completo a Carmen. En la arena un nuevo torero
recibe los vítores del publico, y la atención de doña Sol .El ciclo en la arena continua.


“Pobre bestia, pobre matador, allí fuera esta la verdadera bestia, una bestia con diez
mil cabeza”
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